miércoles, 6 de abril de 2011

Uno de los casos más famosos:

Víctor de Aveyron


El 18 de Enero de 1800, apareció un niño desnudo lleno de cicatrices, en la provincia de Aveyron (Francia). Medía menos de 1’50 cm, pero aparentaba tener 12 años. El niño tenía capacidades propias de un animal: corría a cuatro patas y trepaba por los árboles.

El niño comenzó a merodear las granjas de la zona en busca de alimento. Para sorpresa de sus descubridores, el niño no articulaba palabra, pero reaccionaba de inmediato ante el sonido de las ramas al quebrarse o ante el ladrido de los perros. Rechazaba los alimentos cocidos, prefería las patatas crudas que lanzaba al fuego y recuperaba rápidamente con sus manos, devorándolas cuando todavía quemaban.

Como un animal acostumbrado a vivir en la selva, el chico parecía insensible al frío y al calor extremos, y rasgaba la ropa que la gente trataba de ponerle. Parecía evidente que había perdido a sus padres desde muy pequeño o lo habían abandonado, pero de esto hacía tanto tiempo que era imposible saberlo.

Inmediatamente, el niño se convirtió en objeto de estudio para científicos, filósofos y lingüistas. Éstos se plantearon hasta qué punto, el contacto social, condiciona el comportamiento y desarrollo del ser humano.

Al niño, al que se le dio el nombre de Victor, fue enviado a una escuela de sordomudos en París a cargo de Jean-Marc-Gaspard Itard, un médico interesado en la psicología.

El niño mordía y arañaba a las personas que le cuidaban, y por supuesto, no mostraba ningún afecto por ellos. Obviamente carecía de las habilidades sociales que cualquier otro niño, criado en sociedad, adquiere diariamente.

Itard llevó a victor a su casa y durante años se encargó de su educación. Con el tiempo, el joven comenzó a mostrar emociones, logró aprender el nombre de algunos objetos, leer y escribir algunas frases muy sencillas, y expresar deseos.

Murió en 1828 cuando tenía alrededor de 40 años.

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